Piedras antiguas. Grupos de turistas de India. Una novia vestida de blanco el día de su boda. Una persona lagrimeando en silencio. Una mano que coloca una nota en medio.
Dos mil años de historia y millones de visitantes: “El Muro”.
Ante todo, el Muro es una parte importante de la gloria del Segundo Templo en su apogeo, la protección que envuelve el terreno del Monte del Templo y lo limita por el lado oeste.
Pero el Muro también es un lugar de evocación, de añoranza por Jerusalén, de los días de peregrinación, la unión y la alegría de las festividades. Y también encuentro. Encuentro del Pueblo Judío y del mundo entero. Encuentro del hombre con su Hacedor. Encuentro del hombre consigo mismo.
El Muro es símbolo del renacimiento del Pueblo Judío en su patria durante los días festivos, las ceremonias de juramento y en los días de conmemoración.
La historia del Muro de los Lamentos comienza con una modesta montaña: el Monte Moriá. Sobre esta montaña ocurrieron a lo largo de la historia eventos constitutivos del Pueblo Judío.
Según la tradición, la creación del mundo comenzó en la cima del Monte Moriá, de la piedra arcaica denominada ‘piedra angular’.
Cuando el patriarca Abrahán recibió la orden de sacrificar a su hijo Isaac, subieron padre e hijo al lugar del que se dice: “Y vio el lugar de lejos”, es el Monte Moriá.
Según la tradición, esta es ‘la casa de Dios’, del famoso sueño de Jacob. Entonces el patriarca vio en sueños a los ángeles que subían y bajaban por una escalera apoyada en tierra y cuya cima tocaba los cielos.
Con el correr del tiempo, se construyeron sobre el monte el Primero y Segundo Templo y dentro de ellos el sanctasanctórum, el lugar más sagrado para el Pueblo Judío. Ningún ser humano entraba allí, salvo el Gran Sacerdote el Día del Perdón, Yom Kipur.
Durante sus últimos años, el Templo fue renovado y se tornó pleno de esplendor con la construcción de una gran explanada, sustentada por cuatro muros artificiales por los cuatro vientos. El recinto era tan espléndido e impresionante que decían de él que quién no lo había visto, en su vida ‘vio un edificio tan magnífico’.
La destrucción del Templo por los romanos fue una catástrofe terrible que quedó grabada en la conciencia del Pueblo Judío. El edificio del Templo fue arrasado, pero parte de sus muros de contención se mantuvo. A falta del Templo, los judíos apelaron al remanente más cercano al sanctasanctórum: el Muro Occidental. En el transcurso de las generaciones el Muro se convirtió en símbolo de la añoranza del Pueblo Judío por su ciudad destruida y por el sitio del Templo. Muchos dieron la vida por tocar sus piedras y elevar sus plegarias frente al mismo.
Cuando el Muro de los Lamentos fue liberado durante la Guerra de los Seis Días, se hizo realidad uno de los sueños más grandes del Pueblo Judío.
Desde entonces el Muro es un tumulto de gente. Judíos, turistas, gente que reza y visitantes: todos encuentran allí el lugar para expresar sus sentimientos.
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Amis et frères juifs résidents en France vivants en ces derniers temps des jours compliqués de violence et de saccages , nous vous invitons à formuler ici vos prières qui seront imprimés et déposées entre les prières du Mur des lamentations .