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Tres coronas y una m‡s - Parashat Trum‡

Truma

Hay tres coronas: la corona de la realeza, la corona de la kehun‡ (el sacerdocio) y la corona de la Tor‡. La corona de la realeza era el shulj‡n (la mesa)ֹ la corona del sacerdocio era el mizbeaj (el altar)… la corona de la Tor‡, era el ar—n (el arc—n).
(Midrash Shemot Rabba, Cap’tulo 34)



La mesa representaba la abundancia y la riqueza, por ello se consideraba la ׂcorona de la realeza׃; el altar representaba el trabajo en el Templo, y por esta raz—n era la ׂcorona del sacerdocio׃; y la corona que simbolizaban las Tablas de la Ley era la ׂcorona de la Tor‡׃.



Hay otro Midrash que nos ense–a que exist’a una diferencia fundamental entre las primeras dos coronas y la tercera. Las primeras dos (realeza y kehun‡) pertenec’an a una tribu espec’fica del pueblo jud’o. No todos pod’an ser reyes y no todo el que quer’a pod’a ser kohŽn. Sin embargo, la tercera corona, la ׂcorona de la Tor‡׃, no est‡ circunscripta a un grupo o a una tribu espec’ficos:


Hay tres coronas: la corona de la Tor‡, la de la kehun‡ y la de la realeza. La de la kehuna, Ahar—n la tom— y la amerit—; la de la realeza, David la tom— y la amerit—; la corona de la Tor‡, ha estado y estar‡ por generaciones, y cualquiera que amerite la Tor‡ se considera como si hubiera ameritado las tres.
(Kohelet Rabbah, Cap’tulo 7)



Aprendemos dos cosas de este midrash. Una, que la corona de la Tor‡ est‡ destinada para cualquiera y para todas las generaciones. En el Juda’smo no hay una elite intelectual. Al contrario, todos est‡n invitados a ingresar a un beit midrash y estudiar Tor‡, dar una opini—n, y formar parte de discusiones que se han venido dando a lo largo de miles de a–os. Lo segundo que aprendemos es que esta corona de la Tor‡ es la m‡s importante de las tres, y que aquel que la amerite ser‡ como si tambiŽn tuviera las coronas de la realeza y de la kehun‡.



Estos dos puntos importantes est‡n reflejados en la historia del enfrentamiento entre Shemaya y Abtali—n con los Sumos Sacerdotes en JerusalŽn. Shemaya y Abtali—n eran los m‡s grandes eruditos en Tor‡ en JerusalŽn en el Siglo I AEC. Estos dos sabios no proven’an de familias respetadas del pueblo jud’o. Todo lo contrario: sus familias no eran jud’as, y se hab’an convertido. Este trasfondo nos ayuda a comprender una historia que leemos en el Talmud:



Ocurri— una vez que el Sumo Sacerdote sali— del Templo y todos los que estaban all’ lo siguieron, en se–al de respeto. Pero al ver a Shemaya y a Abtali—n, que eran los jefes del Sanhedr’n en esa Žpoca, decidieron seguirlos a ellos como muestra de respeto y dejar de seguir al Sumo Sacerdote. Eventualmente, Shemaya y Abtali—n se cruzaron con el Sumo Sacerdote. Envidioso de la atenci—n que ellos hab’an recibido, les dijo ׂque los descendientes de las naciones gentiles vengan en paz׃. Shemaya y Abtali—n eran descendientes de conversos, y Žl hab’a querido remarcar ese hecho. Ellos le respondieron ׂque los descendientes de las naciones gentiles vengan en paz, aquellos que siguen las acciones de Ahar—n, que amaba y persegu’a la paz. Pero no dejemos a los descendientes de Ahar—n que no se comportan como Žl lo hac’a y que hablan de manera despreciable hacia los descendientes de conversos, vengan en paz׃.
(Talmud Babilonio, Tratado de Yuma, p‡gina 71)



Este enfrentamiento entre estudiosos de Tor‡ que proven’an de un estrato m‡s bajo de la sociedad que el encumbrado Sumo Sacerdote refleja la diferencia entre la corona del sacerdocio y la corona de la Tor‡. Todos pueden ameritar la corona de la Tor‡ si invierten tiempo y estudian. Pero la kehun‡ es algo que uno recibe por herencia, incluso si no est‡ a la altura de llevarla.



Para completar la imagen, la Mishn‡ agrega una cuarta corona:



Hay tres coronas: la corona de la Tor‡, la de la kehun‡ y la de la monarqu’a. Pero la corona de un װbuen nombreױ las sobrepasa a todas.
(Pirkei Avot 4:13)



Ya sea que una persona haya heredado la kehun‡ o la realeza, o ya sea que haya invertido mucho en su estudio de Tor‡, todos tienen que aspirar al mismo objetivo: la corona de un buen nombre. Si una persona hace buenas acciones, aquellos que est‡n a su alrededor disfrutan de su compa–’a y lo aprecian. As’, su buen nombre lo precede.

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