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ׂHab’an quedado dos hombres en el campamento; el nombre de uno era Eldad y el nombre del segundo era Medad, y el esp’ritu se pos— sobre ellos (ֹ) y profetizaron en el campamento. El joven corri— y se lo comunic— a Mosh, y dijo: װEldad y Medad profetizan en el campamentoױ׃. Yosha ben Nun, servidor de Mosh desde su juventud, exclam— y dijo ׂ?Mi se–or Mosh, encarclalos!׃. Mosh le dijo: װ?Acaso celas t por m’? ?Si tan s—lo todos los hombres en el pueblo del Eterno fueran profetasֹ!
(Bamidbar 11:26-29)
Lo que vemos aqu’ es la historia de dos personas que experimentaron una revelaci—n proftica independiente, no junto con Mosh y no cerca de l. Ellos estaban ׂprofetizando en el campamento׃. Tres personas responden en este relato breve: un joven an—nimo, Yosha y Mosh. El joven asustado corri— a Mosh y le inform— que Eldad y Medad estaban profetizando en el campamento. Obviamente, su intenci—n era reportarle a Mosh una acci—n problem‡tica, probablemente criminal.
Yosha, el ayudante de Mosh, respondi— de manera acorde: ׂMi se–or Mosh ?encarclalos!׃. La respuesta de Yosha emanaba de una preocupaci—n por la unidad del pueblo, el temor a que alguien se revelara a la autoridad de Mosh. Si hab’an personas profetizando de manera independiente, entonces Mosh no era el nico canal de comunicaci—n entre D-os y el pueblo. Incluso si ellos eran profetas verdaderos, ?el d’a de ma–ana podr’an aparecer falsos profetas que asegurar’an que hab’an experimentado una revelaci—n y recibido instrucciones de regresar a Egipto! El preocupado Yosha sugiri— una soluci—n pr‡ctica: encarcelar a Eldad y Medad, los dos profetas independientes y cortar el problema de ra’z. En consecuencia, el liderazgo permanecer’a en manos responsables.
Pero Mosh reaccion— de una manera absolutamente diferente. Por el contrario, l dijo que no hab’a de qu preocuparse. ׂSi tan solo todos los hombres en el pueblo del Eterno fueran profetasֹ׃. Desear’a, dijo Mosh, que yo no fuera el nico profeta, y que no s—lo Eldad y Medad fueran profetas, ?sino que todo jud’o pueda alcanzar la profec’a! Mosh confiaba en el pueblo. Cualquiera pod’a alcanzar la cima. No era que s—lo uno hab’a nacido para estar en el pico de la monta–a mientras que el resto estaban destinados a quedarse en la base. Todos estaban invitados a escalar, y aquel que hiciera el esfuerzo conseguir’a resultados.
Es m‡s, desde el inicio de la respuesta de Mosh a Yosha, l le dijo ׂ?acaso celas t por m’?׃. Rab’ Shim—n Bar Ioj‡i dijo que la profec’a de Eldad y Medad era en cierto punto irrespetuosa con Mosh. As’ es como l interpret— el contenido de aquella profec’a:
ׂ?Qu profetizaron? Ellos dijeron: װMosh morir‡ y Yosha ingresar‡ a los jud’os a la Tierra׃.
(Talmud de Babilonia, Tratado de Sanhedr’n, p‡gina 17)
Esto coloca a la historia bajo una nueva —ptica. No era s—lo una profec’a independiente o una preocupaci—n hipottica. Esto pod’a ser el inicio de una revuelta general. Eldad y Medad aseguraban que Mosh no ameritar’a completar el trayecto de su vida, y no ser’a el responsable de ingresar al pueblo jud’o a la Tierra Prometida.
Es importante notar que, aquel que sabe cu‡l fue el desenlace de la historia, entiende que eso fue de hecho lo que ocurri—, y que la profec’a de Eldad y Medad fue cierta. Pero para aquellos que escucharon sto en su momento, era un golpe a la autoridad que s—lo pod’a ser interpretado como un levantamiento contra el liderazgo de Mosh. Ahora podemos entender un poco mejor el p‡nico de aquel joven cuando corri— a informarle a Mosh acerca de lo que Eldad y Medad profetizaban en el campamento.
Ahora la grandeza de Yosha y de Mosh sale a la luz. Eldad y Medad coronaban a Yosha como el sucesor de Mosh, pero Yosha no s—lo no se vio tentado por sus palabras, sino que incluso intent— apagar lo que parec’a ser una revoluci—n contra Mosh. Al punto que recomend— que estas personas fueran encarceladas para que sus palabras no llegaran a los o’dos del resto del pueblo. Yosha demostr— una completa y absoluta lealtad a Mosh.
Y Mosh ni siquiera se pone a pensar en s’ mismo. ׂ?Acaso celas por mi bien?׃, se pregunta. ?Acaso yo soy el centro de la historia del pueblo jud’o? ?Qu importa si el l’der tiene que ser otro? Por el contrario: cualquiera en el pueblo jud’o puede ameritar convertirse en l’der. ?Desear’a, dice Mosh, que todos en Am Israel pudieran alcanzar la profec’a!
Estos fueron los dos primeros l’deres del pueblo jud’o: Mosh, con m‡s humildad que cualquier otra persona en el mundo, y Yosha, un hombre dedicado y leal. Estas son las cualidades para comandar que debemos aprender de estos dos l’deres.